Entrevista a Alicia Valero en Crític

Entrevista en Crític

El 30 de septiembre se publicó una entrevista a Alicia Valero en el medio digital Crític, especializado en periodismo de investigación. La entrevista a la profesora del Área de Máquinas y Motores Térmicos de la Universidad de Zaragoza y directora del grupo de investigación de Ecología Industrial del instituto CIRCE fue realizada por el periodista Manel Riu.

En la entrevista se recorrieron diversos temas que enlazan el trabajo del grupo de investigación con sucesos de actualidad, como la crisis de los microchips en la industria de la automoción, el bloqueo en las cadenas de suministro globalizadas, así como la necesidad de minerales críticos y escasos para la fabricación de las tecnologías renovables y digitales.

«No encontrar lo que buscamos en las tiendas será el pan de cada día»

A continuación, reproducimos la entrevista completa publicada en el medio.


La fábrica más grande de Cataluña, la Seat, está en un ERTE. El mayor productor de coches del mundo, Toyota, ha anunciado que bajará un 40% su producción mundial de coches este mes de septiembre. ¿Qué está pasando con los microchips? ¿Es una crisis de semanas o va para largo?

Las fábricas de microchips son muy pocas en todo el mundo y están concentradas en Asia. Ha habido una demanda brutal de microchips no solo a causa de la automoción, sino en general de todos los aparatos eléctricos y electrónicos. A ello, se ha sumado el hecho de que algunas fábricas tuvieron que estar paradas por la pandemia, y todo junto ha provocado serios problemas de abastecimiento. El sector está bastante preocupado porque no parece que esto pase rápidamente. En 2022 es seguro que continuarán las paradas, y es posible que se alargue a 2023. Además, hay el problema de que los coches tienen microchips relativamente baratos y sencillos, que solo tienen funciones como subir o bajar una ventanilla. La priorización de los fabricantes es hacia los microchips de mayor valor añadido, como los de los ordenadores. Los automóviles están al final de la lista. Hay algunas circunstancias puntuales relacionadas con la Covid-19 en esta crisis que no conozco bien porque no soy experta, pero no deja de ser la punta del iceberg de lo que vendrá en el futuro.

¿Por qué es la punta del iceberg?

Porque tenemos una demanda creciente exponencialmente y unos recursos del planeta que son los que son. No se puede soportar este crecimiento con los recursos que hay. Si haces cuentas, ves que la población aumenta con una tasa del 1% anual. Y que la depredación de recursos crece más, hasta un 3%. No solo hay más gente, sino que la gente que hay quiere más. En una generación habremos consumido tanto como en toda la historia del ser humano. Está clarísimo que esto estallará de alguna forma. Ya estamos viviendo estas consecuencias; los microchips son solo una muestra. Pero realmente todas las materias primas están sufriendo subidas brutales, porque la demanda sube de manera exponencial y no hay fábricas que sean capaces de dar abastecimiento ni recursos suficientes para proveerlas. Tenemos un problema serio que hay que abordar inmediatamente.

Pero, si no hemos pensado en comprar ningún coche… ¿esto nos puede afectar igual a corto plazo?

Para empezar, la economía de lugares como Martorell se puede ver muy afectada. Yo he visto afectaciones en mi entorno. Hay amigos de mis hijos que quieren una Play Station, y en la tienda no hay. O gente que necesitaba un sofá reclinable y este no llega porque faltaban microchips. No es un problema del sector del automóvil; ahora todo funciona con electrónica.

¿Cuál es tu previsión sobre los recursos que fallarán?

Si haces un análisis de cómo estamos extrayendo los recursos desde el año 1900 y de cuánta materia prima queda disponible para explotar, te das cuenta que, si seguimos a este ritmo, hay bastantes materias primas que tendrán un gran problema de suministro. Sobre todo, si consideras la transición digital y la transición a las energías limpias. Todo esto requerirá una serie de elementos que son escasos en la naturaleza.

Y, si estos materiales van buscados, ¿no se podrán encontrar nuevas minas?

No hay minas operativas suficientes. Y abrir una mina nueva implica, de media, unos 15 años, y muchos problemas ambientales asociados. Nadie quiere una mina cerca. No es tan fácil abrir una mina, como hemos visto en Cáceres. Aunque fuéramos capaces de encontrar nuevos yacimientos, que por supuesto se encontrarán, el problema está en el hecho que sus minerales estarán cada vez más diluidos. Esto es como el petróleo: la rentabilidad será cada vez peor. Es aritmética. Otra cosa es que no quieras ver el problema.

¿Quién no quiere ver el problema?

La Comisión Europea ya está diciendo que hay que apostar por nuevos yacimientos en el territorio porque dependemos de otros países. Pero, cuando he asesorado a comités de la Comisión Europea y explicaba que había que reducir, se me echaban a la yugular. Decían que se trataba de continuar creciendo económicamente. Pero tres más uno son cuatro. Y, si tienes cinco, solo te queda un margen de uno. Y, si sigues creciendo a un ritmo de uno, solo te queda un año. Algo hay que hacer. Ahora la transición energética está planteada para no superar los 2 grados y llegar a cero emisiones en 2050. O se invierte seriamente en minas y en la recuperación de materiales, o no llegaremos a estas cifras.

¿Debemos acostumbrarnos a no encontrar lo que buscamos en las tiendas?

Creo que será más el pan de cada día, sinceramente. Obviamente, todo esto se ha visto agravado por la Covid-19, y, cuando los precios suben mucho, al final vuelve a bajar la demanda y todo se vuelve a canalizar durante algún tiempo. La economía depende de muchísimos factores. Pero lo cierto es que, si existe un factor limitante, este factor es el físico, el de los recursos que hay. Tendremos que asumir que, si no tengo una Play Station, mala suerte y me aguanto, porque sencillamente no hay microchips para ofrecerme esta consola. Personalmente, estoy pendiente de que llegue el uniforme de gimnasia de mis hijos, y me han dicho que hasta enero o febrero no llegará porque los barcos chinos no están llegando. Fíjate que estamos hablando de un textil, ni siquiera de una cosa electrónica. Esto será cada vez más cotidiano; tendremos que volver cada vez más a las raíces de lo local. La globalización actual, además del impacto ambiental de traer unos pantalones desde China, nos hace muy vulnerables. Tarde o temprano —y yo creo que más temprano que tarde— toparemos con estos límites.

¿Qué significa “temprano”?

Hemos realizado curvas de extracción de recursos minerales. La conclusión general es que el pico de la mayor parte de los recursos puede llegar antes de que acabe este siglo, y muchos de ellos antes de 2050. Esto, contando con las reservas minerales que hipotéticamente existen en el planeta y que todavía no hemos detectado, y también con una tecnología futura que podría llegar a extraerlo. Si contamos solo las reservas que conocemos actualmente, los picos se avanzan muchísimo. Aquí el problema es que la demanda está aumentando exponencialmente y no hemos entendido lo que significa el consumo exponencial. No lo tenemos interiorizado; pensamos en lineal. Pero, precisamente cuando llegó la pandemia, experimentamos en primera persona lo que implica una transmisión del virus exponencial. Sin confinamiento, en pocos días nos habríamos infectado todos. Con ritmos diferentes, pero es la misma lógica de lo que estamos haciendo con los materiales.

Volviendo a Seat: ¿esto quiere decir que la promesa de fabricar 500.000 coches eléctricos cada año es inviable?

Yo he trabajado con Seat analizando como diseñar vehículos para evitar estos cuellos de botella. Si la demanda de vehículos y la de energías renovables aumentan de la manera que se prevé en los ‘Acuerdos de París contra el cambio climático’, nos podemos encontrar con límite de suministro de plata, cadmio, cobalto, cromo, cobre, galio, indio, litio, manganeso, níquel, plomo, platino, telurio o zinc antes de 2050. Estos son los elementos necesarios para las baterías de los vehículos, pero también para las energías renovables y en general para toda la electrónica. Tu ordenador también tiene batería; todo compite con todo. Por ahora, no hay baterías suficientes. Yo creo que los fabricantes de vehículos saben que no habrá baterías para todos los coches que esperan. El cobalto, por ejemplo, es muy crítico y está concentrado en muy pocos países.

Si las empresas automovilísticas lo saben… ¿por qué no actúan de una manera diferente?

Los fabricantes están creando acuerdos con los países proveedores para asegurar el suministro de materiales. Renault y Volkswagen ya prevén que las baterías se quedarán en propiedad del fabricante. Esto te da una idea de lo preocupados que están, de lo estratégicas que son las baterías, y de lo escépticos que están los fabricantes respecto a las previsiones que ellos mismos dicen. Lo que no hará un fabricante es lanzar mensajes apocalípticos.

¿Seat os pide que analicéis si tendrán materiales para sus coches?

Sí, nuestro grupo de investigación ha hecho varios proyectos con ellos. Antes de que ocurriera el problema de los microchips, nosotros ya les hicimos un análisis de varios modelos de Seat diciéndoles cuales eran las piezas críticas que tiene el vehículo, y como habría que diseñarlas para mejorar. ¿Sabes cuáles eran las piezas críticas? Justamente la electrónica, los microchips. Esto fue en 2018. Ya les estábamos diciendo que “ojo con estas piezas”, porque dependen de unos materiales muy escasos. Y bien, ya lo ves. Los fabricantes son conscientes de que tienen que repensar la manera de fabricar, y ahora han visto las orejas al lobo con el tema de los microchips.

Y los gobiernos, ¿son conscientes del problema? ¿Cómo está preparado el Estado español en este tema?

No estamos preparados ni mucho menos. Nos hemos hecho vulnerables intentando fabricar de manera más barata en otros países. Si fabrican otros lo que es tuyo, aparentemente tú no tienes los problemas de emisiones contaminantes. Y hemos pensado: ¡que fabriquen los chinos! A corto plazo podía ser una estrategia, pero a la hora de la verdad, si los chinos dicen que no suministrarán chips o tierras raras, aquí se para la economía. No tenemos fábricas, ni materias primas, ni una industria capaz de obtener materias primas de la basura que estamos generando.

Pero hoy en día ya somos dependientes del petróleo y del gas de otros países, y no nos va tan mal.

El problema es que queremos dejar de quemar combustibles fósiles, porque es lo que hay que hacer, pero lo queremos hacer con el mismo ritmo de crecimiento. Los aerogeneradores, los vehículos eléctricos, las placas solares…, todo esto es necesario, y todo esto está basado en materiales que son muy críticos. Pasaremos de ser dependientes del petróleo a ser multidependientes de toda la tabla periódica. Puede haber escasez de litio, puede haber escasez de manganeso, de cobalto… No todos estos elementos están situados en Arabia Saudí.

¿Quién se está preparando mejor?

El litio está en Bolivia, Argentina y Chile. El cobalto, sobre todo en el Congo. Las tierras raras, en China. Pero sobre todo seremos dependientes de China. Ellos tienen o bien los recursos o bien el procesamiento y refinamiento de los recursos de otros países. Y está comprando terrenos ingentes de África y de América Latina que contienen recursos. Son la fábrica del mundo y saben que quien tenga los recursos tendrá el poder. China tiene, desde hace décadas, una política de acaparamiento, o como mínimo de asegurarse el suministro. Los otros países no lo han sabido ver. Nosotros seremos más bien unos espectadores.

Algunos países petroleros, en América Latina y en Oriente Medio, han sufrido inestabilidad política y guerras como consecuencia de la lucha por su petróleo. ¿Puede pasar lo mismo con países que tienen muchos recursos minerales?

Esto ya está ocurriendo en Marruecos. Los conflictos que hay por el Sáhara Occidental no son para apoderarse del desierto. Son porque tienen las mayores reservas de fósforo del planeta. El fósforo es el oro verde, porque es la materia prima de los fertilizantes, y quizás podemos vivir sin microchips pero no sin alimentación. Las plantas necesitan este fósforo. Hoy en día hay mucha menos hambre en el mundo porque hubo una revolución de la agricultura con los fertilizantes. La productividad de los campos aumentó mucho. Pero se han echado tantos fertilizantes en los campos que hay unos problemas de contaminación brutales. Y estamos viendo una desaparición de suelo fértil. O encontramos otra revolución verde en la que no necesitemos estos fertilizantes minerales, o lo tenemos difícil. En el caso de Afganistán, no me atrevería a decir que ha estado determinante porque desconozco el background del país. Pero en 2007 ya era uno de los países estrella en busca de nuevas reservas de elementos como el litio. Si ahora mismo los chinos la tienen a bien con los talibanes es porque hay unas reservas estratégicas que interesan. Obviamente, de trasfondo del conflicto puede haber otros muchos factores, pero por supuesto en Afganistán hay reservas de varias materias que son estratégicas.

Muchos economistas defienden que es posible seguir creciendo sin consumir tantos materiales, porque en una economía digital ya no harán tanta falta, y entonces no habrá que sufrir por la escasez. ¿Cómo lo ves tú?

Precisamente son las tecnologías digitales las que más materias primas escasas necesitan. Esto, para empezar, pero es que, además, la historia nos dice que, cada vez que hemos mejorado la eficiencia de algún equipo, ha ocurrido un efecto rebote. Los coches ahora son más eficientes que nunca, pero utilizamos la mejora para fabricar muchos más coches. Y, al final, lo que tienes es un aumento exponencial de la depredación de los recursos. Hay que buscar la eficiencia, evidentemente; pero, si eso no va acompañado de repensar el modelo de sociedad que tenemos, difícilmente lo cambiaremos. Hay que replanteárselo todo muy seriamente. En el fondo, la pandemia nos ha enseñado mucho sobre esto: lo que hay que hacer es bajar la curva.

¡Una de las apuestas podría ser que todos estos materiales se reciclen!

En el caso de los coches, hemos hecho estudios para ver como se podría hacer un reciclaje mejor. Y, actualmente, todos estos elementos que son críticos los estamos perdiendo. Cuando llevas un vehículo a desguazar, le sacan las ruedas, los fluidos, el catalizador…; esto, con suerte. Los aceros del coche, que son ultraresistentes, se juntan con las chapas de cualquier electrodoméstico, y el acero que queda es de baja calidad, con impurezas. De todo ello, se dice que actualmente se reciclan los vehículos en un 95%, que es a lo que obliga la legislación. Pero en realidad lo que se recicla es un 95% del peso, y los minerales críticos se pierden en el vertedero o quedan diluidos en la mezcla de aluminio. Hoy por hoy, no existen procesos mejores que recuperen estos elementos, los que están en los microchips y que son esenciales. No será fácil, pero hay que entender lo estratégico que es recuperar estos elementos. Ahora mismo estamos parando las fábricas de vehículos de 1.000 kilos porque nos faltan unos microchips que pueden pesar 3 gramos.

Di algún ejemplo de mineral desconocido para el gran público que utilizamos mucho y que echaremos de menos pronto.

El telurio, por ejemplo. Se emplea en los nuevos paneles fotovoltaicos, porque son más finos y eficientes. Pero no hay minas de telurio, porque son elementos que salen del refinamiento de otros elementos mayores, como el cobre. Es decir, que están supeditados a la producción de estos minerales mayores. No abrirás una mina específicamente para el telurio si lo que puedes sacar son unos gramos por tonelada. Con el indio pasa lo mismo: es un material que hace que puedas mover la pantalla del móvil con el dedo. Y es necesario para los LED. Y una sola compañía china suministra una gran parte de este indio.

¿Y las tierras raras? ¿Por qué son importantes?

Se llama tierras raras a un conjunto de 17 elementos de la tabla periódica. Algunas son muy críticas para las energías renovables, como el neodimio y el disprosio. Con estos dos materiales hacen imanes muy fuertes, unos imanes que son necesarios para cualquier motor. Todo motor eléctrico tiene tierras raras: ordenadores, cámaras, vehículos… Cualquier cosa que se mueva lo tiene: incluso un sofá reclinable. Pero no hace falta fijarse en materiales tan concretos para darse cuenta de la gravedad de la situación. El sector de la construcción está temblando por los precios de las materias primas que no son raras. La madera está subiendo muchísimo. El aluminio y el cobre, también. De momento, los promotores están asumiendo esta subida de precios, pero no sé cuánto tiempo aguantarán así. Al final nos lo repercutirán. Todo está relacionado con el consumo exponencial. Por algún lado tiene que explotar.

Si falla alguno de estos materiales, ¿es posible que encontremos alternativas para fabricar a partir de otras cosas?

Siempre se buscan alternativas. Todo es reemplazable. Pero en el sistema de producción actual no lo es, porque todo se basa en el just in time. Si necesito un pedido de microchips, es para mañana. Tenemos que ir hacia un modelo diferente, de stocks más grandes, de más flexibilidad, porque las cadenas de suministros cada vez son más débiles. China ya hizo un embargo de tierras raras en 2010 y los precios subieron de manera brutal. Puede volver a ocurrir que se frene bruscamente la circulación de cualquier de estos materiales, como estamos viendo ahora con los chips.

Si no hay bastante materiales para hacer la transición energética, ¿nos veremos forzados a incumplir los objetivos porque no habrá alternativa a quemar gas y petróleo? ¿Qué podemos hacer para dejar de contaminar sin agotar los materiales?

No creo que sigamos quemando combustibles fósiles al ritmo actual porque, como explica Antonio Turiel, ya hay desinversión por parte de las petroleras. Ya no buscan nuevas reservas. Y se están cerrando las centrales de carbón. Está en la mente de todos que tenemos que ir hacia las energías renovables. Pero hay un problema: la extracción de minerales necesarios para la transición energética es a base de energía fósil. Ahora mismo, la minería ya es el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si la demanda aumenta, también lo hará la extracción de minerales. El impacto climático de esta minería en el futuro será mayor. ¿Podremos descarbonizar la economía tal como está pensado? Yo creo que no, porque no se ha tenido en cuenta este factor, y descarbonizar el sector de la minería es muy complicado. Si no nos podemos desarrollar con las renovables, volverá el viejo debate de si alargar la vida de la energía nuclear. Pero esto último ya no es ciencia, sino mi opinión. En todo caso, creo que no nos podremos desarrollar tal como habíamos pensado. Habrá paradas económicas y bajará el PIB. O cambiamos el modelo, o la falta de recursos nos hará cambiar bruscamente el modelo.

Entrevista publicada en Crític el 30 de septiembre de 2021

Entrevista a Alicia Valero en ràdio4

Emisora de rtve

El pasado 23  de septiembre la emisora  ràdio4 de rtve entrevistó a Alicia Valero, profesora del Área de Máquinas y Motores Térmicos de la Universidad de Zaragoza y directora del grupo de investigación de Ecología Industrial del instituto CIRCE. El contenido de esta entrevista se centró en los límites y riesgos materiales con los que se va a encontrar la transición energética.

«La falta de semiconductores es la punta del iceberg de lo que está por venir»

Entrevista a Alicia Valero en ECO Leganés

Emisora comunitaria de Leganés

El pasado domingo 19 de septiembre la emisora comunitaria de Leganés, ECO Leganés, entrevistó a Alicia Valero, profesora del Área de Máquinas y Motores Térmicos de la Universidad de Zaragoza y directora del grupo de investigación de Ecología Industrial del instituto CIRCE. El contenido de esta entrevista se centró en los límites y riesgos materiales con los que se va a encontrar la transición energética.

Se recorrieron diferentes elementos que han sido el centro de la investigación sobre de la degradación exergética de los recursos minerales del planeta. Los resultados de estas investigaciones muestran la posibilidad de una situación de escasez en aquellos minerales que son fundamentales para la fabricación de las tecnologías renovables, de movilidad eléctrica y diversos aparatos electrónicos. De esta forma, se explicaron en la entrevista los conceptos y reflexiones presentadas en los últimos libros publicados, como «Thanatia. Los límites minerales del planeta», de la editorial Icaria en la que Adrián Almazán entrevista a Antonio Valero y Alicia Valero.

Alicia Valero: «La falta de microchips es la punta del iceberg de lo que nos espera»

Por Montse Llorente para Heraldo

Alicia Valero es ingeniera química e investigadora del Circe, un instituto que lleva dos décadas analizando la escasez de las materias primas y que venía advirtiendo desde hace tiempo sobre la crisis de suministro que está golepeando a la industria europea y que parece lejos de remitir. Una situación provocada por el aumento exponencial de la demanda y una oferta que no da abasto para satisfacerla. La solución confiesa no es fácil y pasa por invertir en serio en economía circular y dejar de ser una sociedad del ‘usar y tirar’.

Valero es doctora ingeniera química por la Universidad de Zaragoza. Además, se formó en la TU Berlin, Paul Sabatier de Toulouse y el British Geological Survey. Actualmente dirige el grupo de investigación de Ecología Industrial en el Instituto CIRCE y es profesora titular en Zaragoza. Con numerosas publicaciones en su haber, el libro ‘Thanatia límites materiales de la transición energética va a salir en breve con Prensas Universitarias de Zaragoza.

Esta crisis en el suministro de microchips ¿se debe en exclusiva a la pandemia?

Este problema que parece puntual debido a la pandemia, es en realidad un problema estructural. La demanda de materias primas está aumentando exponencialmente. Somos cada vez más gente en este planeta. Además, las nuevas tecnologías digitales, pero también las energía renovables, requieren de un elevadísimo número de distintos elementos que son escasos en la naturaleza. La falta de microchips es sólo la punta del iceberg de lo que probablemente nos espera en el futuro. Quizás estemos entrando en la era de la escasez. Sencillamente el planeta no tiene recursos para todo ni para todos si seguimos así.

¿Hasta cuándo se alargará?

Ante un problema tan importante, que está poniendo en jaque al sector automovilístico entre otros, obviamente se buscan soluciones. Las empresas han entendido que son vulnerables y deben diversificar sus proveedores y asegurar que las cadenas de suministro no se rompan. Se están creando nuevas fábricas de microchips y poco a poco se normalizará la producción, aunque probablemente se alargue el problema al próximo año. Dicho esto, si la tendencia es hacia el internet de las cosas y que todos los objetos sean inteligentes, probablemente los cuellos de botella que se están dando ahora sean el pan nuestro de cada día.

¿Tiene que ver esta escasez con la fuerte subida del precio de las materias primas?

Todas las materias primas tienen el mismo problema: un aumento exponencial de la demanda y una oferta que no da abasto para satisfacer esa demanda. El primer obstáculo es el de las fábricas que no pueden atender el pico de demanda. Pero la gran fábrica, la del planeta, tampoco es ilimitada en recursos y tarde o temprano nos toparemos con sus límites.

¿Qué impacto en el PIB europeo va a tener esta falta de microchips?

En el instituto Circe de la Universidad de Zaragoza llevamos desde hace dos décadas analizando la escasez de materias primas. No es algo nuevo y llevamos advirtiéndolo mucho tiempo. En un estudio que publicamos en 2018 determinamos que seguramente nos encontraremos con problemas de desabastecimiento en las próximas décadas para la plata, cadmio, cobalto, cromo, cobre, galio, indio, litio, manganeso, níquel, plomo, platino, teluro y cinc. Justamente los metales esenciales para la electrónica y las energías renovables.

¿Puede ser un freno para la electrificación?

Los fabricantes de automóviles están muy preocupados. Hoy en día un vehículo es un ordenador con ruedas. Al problema de los microchips se le une ahora el de los elementos para fabricar las baterías de los coches eléctricos. El cobalto, litio, níquel o manganeso son componentes esenciales de las baterías y su producción aumentará de aquí al 2050 entre 20 y 40 veces. Además de ser escasos, su producción está concentrada en pocos países, algunos muy inestables sociopolíticamente hablando, lo que los hace muy vulnerables.

Avanzar hacia la movilidad sostenible ¿puede acarrear más problemas de suministro?

Las energías renovables y las tecnologías limpias son absolutamente necesarias para frenar el cambio climático (¡y ya vamos tarde!). Pero aquí aparece un nuevo problema: vamos a pasar de una dependencia de combustibles fósiles a una multidependencia de muchos materiales que son escasos en la naturaleza y controlados por pocos países. Pero es que, además, los recursos minerales se extraen con combustibles fósiles. Si la demanda de materias primas aumenta exponencialmente, también lo harán las emisiones asociadas a la minería (que hoy en día suponen el 10% del total y seguramente aumentarán). Este asunto es gravísimo y no se ha tenido en cuenta.

¿Relocalizar en Europa fábricas de baterías eléctricas es parte de la solución?

Estamos en lo mismo. Si somos meros ensambladores de baterías y nos falta la materia prima seguimos con la encrucijada. Hay que solucionar la raíz del problema: asegurar un suministro estable y limpio de materias primas.

Hasta qué punto haber mantenido más capacidad industrial hubiera evitado esta crisis?

Asia se ha convertido en la fábrica del mundo. Sin darnos cuenta, por querer ser más ‘limpios’ y producir más barato, hemos hipotecado y hecho extremadamente vulnerable la economía europea. Nadie quiere tener una mina o una gran fábrica cerca de su casa, pero no renunciamos a la renovación constante de aparatos tecnológicos que requieren de materias primas para su producción. Vamos a tener que enfrentarnos a numerosas contradicciones de este tipo. Para evitar depender de terceros, hay que apostar por extraer y producir en el propio territorio. Europa ya se ha dado cuenta de ello y está promoviendo la apertura o reapertura de nuevas minas e industrias domésticas.

¿Qué soluciones ve en el medio plazo?

Es fundamental la economía circular. Los productos deben estar diseñados para que puedan reciclarse. En este sentido, seguimos muy atrasados, porque prácticamente la totalidad de los elementos preciados y críticos acaban perdiéndose por ser su recuperación costosísima. En Europa importamos casi todos los recursos esenciales para las nuevas tecnologías y exportamos nuestra basura. Esa basura constituye un recurso esencial que hay que explotar, porque si no, seremos doblemente vulnerables. Pero en España y prácticamente en Europa no existen plantas que recuperen metales críticos de microchips por ejemplo. Hay mucho camino que recorrer en la investigación de la recuperación. Pero sin duda, la primera medida a adoptar es la de reducir drásticamente el consumo. Somos una sociedad de usar y tirar, pero el planeta ni es un proveedor infinito de materias primas, ni un sumidero infinito de residuos. Tendremos que repensar las bases sobre las que se asienta nuestra economía.

Artículo publicado en heraldo.es el 12 de septiembre de 2021

Curso Extraordinario 2021: De los vehículos de combustión a los vehículos eléctricos. Del CO2 y el NOX a las baterías y los metales críticos

Curso de Verano de la Universidad de Zaragoza

El pasado 2 y 3 de septiembre, tuvo lugar el Curso Extraordinario de la Universidad de Zaragoza “De los vehículos de combustión a los vehículos eléctricos. Del CO2 y el NOX a las baterías y los metales críticos”. Las jornadas se desarrollaron en las instalaciones de MotorLand Aragón, en Alcañiz, y estuvieron dirigidas hacia estudiantes de grados en ingeniería, personal investigador sobre movilidad sostenible, profesionales del sector de la automoción y técnicos de medioambiente.

Los efectos negativos para el medioambiente y la calidad del aire causados por los vehículos de combustión empujan hacia una regulación cada vez más estricta y al objetivo final de conseguir un transporte descarbonizado en 2050. Sin embargo, los vehículos de nueva generación (híbridos y eléctricos) reducen su dependencia de los combustibles fósiles, pero son fuertemente dependientes de ciertos metales de gran valor y escasez. Este es el caso del cobalto, el níquel, el manganeso o el litio, requeridos para la fabricación de baterías, o de las tierras raras para la fabricación de componentes electrónicos. Las actuales políticas de reciclaje se quedan muy lejos de garantizar un reciclaje para estos minerales contenidos en vehículos. Por estos motivos, es necesario que los profesionales del sector del automóvil conozcan de forma rigurosa está situación y sepan cómo mejorar la sostenibilidad de los procesos de fabricación y reciclaje de vehículos.ç

Para abordar estas cuestiones, este curso planteaba los siguientes objetivos:

  • Conocer las diferentes tecnologías de vehículos existentes
  • Saber la dependencia que hay de las tecnologías y las materias primas
  • Conocer los impactos ambientales de cada tecnología
  • Tener una visión global de las tecnologías a través de aplicar las leyes de la eficiencia en el uso de los recursos

Las jornadas comenzaron el jueves 2 de septiembre con la introducción sobre la relación entre la sostenibilidad y el automóvil, en el pasado y el futuro, por parte de Abel Ortego Bielsa, Director del Área de Desarrollo del Conocimiento de MotorLand Aragón. Eugenio Fernández Cáceres, Ingeniero Responsable de Estación ITEVELESA, continuó exponiendo los impactos ambientales del vehículo, las emisiones contaminantes y los sistemas de tratamiento de gases contaminantes, así como los procedimientos de revisión.

El viernes 3 de septiembre, el curso prosiguió con la explicación de Guiomar Calvo acerca de qué son las materias primas críticas y cómo se calcula la criticidad de un material. Marta Iglesias Émbil, Ingeniera de SEAT, S.A., realizó un repaso a los materiales que están contenidos en un coche actualmente y presentó la situación de las diferentes tecnologías. Por último, Alicia Valero Delgado, Profesora de Máquinas y Motores en la Universidad de Zaragoza, completó este Curso Extraordinario recorriendo las posibilidades de reciclaje de los minerales utilizados en el sector del automóvil, los límites sobre la fabricación de baterías y las ventajas y desventajas de cada tecnología.

Durante estas jornadas, Alicia Valero realizó también la presentación del Proyecto TREASURE (leading the TRansition of the European Automotive SUpply chain towards a circulaR futurE). Este proyecto se trata de una acción de investigación e innovación (RIA) cofinanciada por la Comisión Europea en el marco del programa H2020 (Nº G.A. 101003587) dispuesta a ofrecer nuevas oportunidades para probar tecnologías innovadoras que hagan más circular el sector del automóvil. El Instituto Universitario de Investigación Mixto CIRCE, de la Universidad de Zaragoza, es uno de los 15 socios que conforman este proyecto.

Entrevista a Alicia Valero: «Nuestra civilización depende de minerales muy escasos en la naturaleza»

Por Antonio Cerrillo para La Vanguardia

Alicia Valero, 43 años, profesora de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza, alerta sobre el consumo insostenible de recursos y minerales, que está alcanzando crecimientos exponenciales. Valero indica que muchos de estos minerales han podido superar ya su pico de extracción. Junto con su padre, Antonio Valero, catedrático de Ingeniería Energética en la Universidad de Zaragoza, ha dado a conocer sus ideas en el libro Thanatia. Los límites minerales del planeta (Icaria), en donde se llega a decir: «Si seguimos con este consumo desaforado e irreversible de materias primas no se podrá garantizar a la civilización actual más allá de un siglo de vida, más o menos dependiendo de los materiales que se consideren…”. Alicia Valero es la responsable del grupo de ecología industrial del Instituto CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos), y con ella hemos tenido esta conversación

En el libro habláis de que la sociedad moderna depende de materiales y minerales que hoy en día cada vez son más escasos. ¿Vamos a notar pronto esa escasez?

Sí. Y también hablamos de materiales que aún son abundantes pero que hemos extraído a grandes velocidades. Cada 25 años se duplica la extracción de cobre; por lo tanto, más tarde o más temprano vamos a notar esa escasez en el caso de cobre. Y desde luego hablamos de muchos minerales que ahora van a entrar en juego, y cuyas concentraciones son bajas en la corteza terrestre, para los que hay pocos yacimientos y que están concentrados en unos pocos países. Este es un problema muy grave, y ya lo estamos viendo.

¿Dónde se percibe, cómo?

Nos lo dicen cuando oímos hablar del problema que tenemos con el abastecimiento de los chips y de los semiconductores. Nos dicen que es algo coyuntural, pero este es un problema estructural, porque la demanda de estos recursos está aumentando de manera exponencial.

¿Son las nuevas tecnologías las que nos hacen depender de minerales que son muy escasos?

Cuando queremos fabricar un aerogenerador, levantar una planta fotovoltaica o montar un vehículo eléctrico entra en juego prácticamente toda la tabla periódica. Hablamos del cobalto o del litio para las baterías, por ejemplo. Todos estos son elementos muy escasos en la naturaleza y, además, están concentrados en muy pocos países. Así, todo el mundo depende de estos países y de lo que produzcan los pocos yacimientos que hay. En el caso de la energía fotovoltaica, los nuevos modelos, que han conseguido eficiencias más elevadas, o mejores prestaciones, que las del silicio, requieren, además de cobre y plata, indio galio, selenio, telurio y cadmio. Todas las energías renovables necesitan elementos no frecuentes en la naturaleza.

Entramos en una nueva dimensión…

Yo diría que ahora todo esto cobra una multidimensión porque mientras antes estábamos prácticamente dependiendo de los combustibles fósiles, ahora vamos a tener una multidependencia de casi todos los elementos de la tabla periódica. Es lo que estamos viendo con la fabricación de vehículos. Vemos que las fábricas se tienen que parar durante meses y meses porque falta un determinado chip. ¿Y por qué pasa? Pues porque ese chip está sujeto a una demanda brutal, depende de materiales que son escasos y las fábricas no dan abasto. Eso es lo que está sucediendo

Son materiales muy poco familiares para la gran mayoría de ciudadanos: itrio, escandio, neodimio, disprosio…Son materiales que forman parte de lo que se conoce como tierras raras…

Sí, son nombres raros pero estoy convencida de que aquí a poco tiempo van a resultar tan familiares como el hierro o el cobre.

¿En qué ámbitos son especialmente necesarios estos materiales raros?

Son necesarios en la producción de energía renovable, pero en general en toda la electrónica. Y si estamos diciendo que vamos a transitar hacia una economía descarbonizada, es decir, basada en renovables y digitalizada, eso significa que vamos a tener que utilizar todos esos elementos.

Dice que otro problema es que estos materiales están controlados en gran parte por China.

China, en general, controla gran parte de todos estos elementos que van a ser esenciales; y no los controla únicamente porque tenga los yacimientos, sino que los controla porque tiene bajo su control los procesos de refinado de estos elementos. China, por ejemplo, no tiene yacimientos importantes de litio, pero o bien compra las minas que tienen el litio en Latinoamérica o Australia o bien compra el concentrado a estos países, lo refina y luego lo vende al resto del mundo. Por lo cual dependemos de China, sí o sí.

China se ha apoderado de estos recursos futuros?, ¿es una estrategia planificada?

Sí, sin duda. Desde el siglo pasado, China está haciendo una política de acaparamiento de toda la cadena de valor de las materias primas porque China es la fábrica del mundo. Realmente poco a poco se han quedado con el monopolio de las materias primas.

¿En el caso de las tierras raras es lo mismo?

Cuando hablamos de tierras raras hablamos de lo mismo. Las tierras raras son otro grupo de elementos que son escasos, las componen 17 elementos de la tabla periódica, y ahí encontramos el neodimio o el disprosio que has comentado antes, que son esenciales para los aerogeneradores.

Dice que un coche convencional tiene 52 metales diferentes, no solo aluminio, acero o cobre. Nos ha preocupado hasta ahora más la posible falta de combustibles fósiles; el mundo de los minerales había quedado en la trastienda…

Sí, es que un vehículo es una mina con ruedas. Antes, un vehículo era sobre todo acero y poco más. Los nuevos vehículos son ordenadores con muchísima electrónica y ahora, con las baterías para los vehículos eléctricos, todavía van a utilizar más materiales de valor estratégico y críticos.

¿De qué manera se verá condicionado el vehículo eléctrico por estos materiales?

Los fabricantes de vehículos están muy preocupados porque ya están viendo, sin pasar a la fase del vehículo eléctrico, los problemas de escasez de semiconductores, y eso va a ser el pan nuestro de cada día.

¿Y en los teléfono inteligentes….?

Exactamente lo mismo. Tienen electrónica y eso hace que sean muy vulnerables, están a merced de que terceros países puedan producir o si quieren producir. Poco a poco vamos a ver problemas de escasez.

Dice en su libro que la producción de fertilizantes sintéticos depende directamente de una escasa roca fosfórica, y que en el Sahara Occidental se encuentra el grueso de las reservas de esa roca fosfórica. Lo dice justo cuando ha estallado de nuevo el conflicto con Marruecos con el problema del Sahara como telón de fondo…

Los conflictos en el Sahara no son para apoderarse del desierto, son por las reservas estratégicas que hay de fósforo, como ha habido conflictos por el petróleo en Oriente Próximo. Las reservas de roca fosfórica del Sahara Occidental son esenciales para la alimentación del mundo; es el oro verde. La materia prima del fósforo se utiliza como fertilizante. El mercado de los fertilizantes es alucinante. Hay barcos en medio del océano con cargas de ácido fosfórico y, según el precio, van a un puerto o se dirigen hacia otro. Eso ilustra lo estratégico que es el fósforo.

Leo su libro y me hace pensar en Malthus y el reciente libro de Giorgos Kallis Límits. ¿Es actual Malthus?

Cada vez son más actuales las teorías de Malthus, lo son. Él hablaba de recursos finitos referidos a la alimentación. Su argumento es que, si el Planeta es finito y la superficie del terreno es finita, tendremos problemas de alimentación. Luego, como sabemos, lo que ocurrió es que mejoraron las tecnologías, se produjo la revolución verde; y justamente, al introducirse fertilizantes en los campos, no se cumplieron esos vaticinios de Malthus.

En cualquier caso, están muy vigentes tanto las teorías de Malthus como las teorías de los límites del crecimiento del Club de Roma y sus autores (los Meadows) ya nos alertaron de que o se hace algo o vamos a colapsar.

Pero los más tecnooptimistas dirán que los picos de producción de estos recursos aún no se han alcanzado. ¿Hay mucho tecnooptimismo?

Pues sí, aunque cada vez hay menos tecnooptismistas. Llevamos analizando todo esto desde hace mas de 15 años y mi padre mucho más, 25 años.

Usted y su padre han estudiado la misma disciplina…

El empezó y yo continué con mi tesis. El comenzó con José Manuel Naredo hablando de límites; mi padre desde la termodinámica y Naredo desde la Economía retomando las tesis de Nicholas Georgescu-Roegen, expresada en La ley de la entropía y el proceso económico.

Leo a su padre: «si seguimos con este consumo desaforado e irreversible de materias primas no se podrá garantizar a la civilización actual más allá de un siglo de vida, más o menos dependiendo de los materiales que se consideren…”.

Sí, coincido. Estamos alcanzando los picos de las materias primas. La era de la abundancia está llegando a su fin. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que vayamos a morirnos todos; pero vamos ver cambios radicales de aquí a pocos años y tendremos que cuestionarnos las bases sobre las que nos hemos asentado.

Y en cambio hay mucho desconocimiento de los materiales finitos…

Efectivamente. Este es un asunto que empieza ahora a darse a conocer, a partir del problema de abastecimiento de los chips. Las políticas de descarbonización y de energías renovables están fundamentados en la idea de que existen infinitos recursos materiales para llevar a cabo estos planes; pero si se hacen números, no salen las cuentas…

Pero una de las grandes recetas frente al cambio climático son las instalaciones de fuentes de energía renovable, ¿no?

Es una receta central y necesaria; pero no puedes asumir que la economía va a seguir creciendo al 2% anual porque no hay recursos suficientes. Decimos sí a las renovables, pero se tiene que dar una reducción y se tiene que dar una reflexión sobre el hecho de que no podemos crecer a un ritmo del 2% anual.

Estamos, pues, atrapados en un callejón sin salida. Si la descarbonización nos aboca a fomentar la renovables y estas hace un uso desproporcionado de materiales, ¿Qué solución ve?

La salida es reducir, consumir menos. Y aquello que consumamos, hay que reutilizarlo tantas veces como sea posible…

Leo: «nuestra civilización es incompatible con la vida en el planeta. Es imprescindible reivindicar alto y claro una gestión planetaria de las materias primas que nos permita vivir: a nosotros y a las generaciones futuras…”, dicen en el libro. También explica que  la minería consume entre el 8 y el 10% de de la energía primaria en el mundo. Y que si vamos a una mayor dependencias de los minerales, este porcentaje aumentará.

Sí, este porcentaje aumentará, porque la minería, para su extracción, se basa en combustibles fósiles. Si queremos más minerales y estos se extraen mayoritariamente con combustibles fósiles, no está claro que al final estas cifras de descarbonización sean reales porque no están teniendo en cuenta estas emisiones adicionales.

Su libro se puede leer como una enmienda a la totalidad a la economía tal y como se entiende convencionalmente…

Hay un capítulo más relacionado con la economía a petición del entrevistador, Adrián Almazán, en el que nosotros humildemente nos sumamos a la línea de pensamiento de  Georgescu-Roegen. La contabilidad no se puede basar en indicadores monetarios porque el dinero son ‘papeles’ que hoy por hoy no tienen un respaldo físico; no hay ni siquiera el respaldo en oro. Se basa en la confianza de los mercados. Lo que decimos es que la economía tiene que basarse en datos físicos, y que tenga una base termodinánica porque cada acción económica lleva asociada una degradación de la naturaleza …

¿Esto, traducido en términos políticos, es el decrecimiento?

El decrecimiento es un movimiento importante que tiene varias vertientes; a mí no me gusta tampoco alinearme completamente con las tesis del decrecimiento porque tiene una serie de implicaciones con las que yo tampoco estoy totalmente de acuerdo, pero sí comparto su espíritu. El decrecimiento dice  que no se pude seguir creciendo ilimitadamente. Hay que reducir.

¿Es un cambio filosófico?

Sí, es un cambio filosófico y estructural porque hay contradicciones totales. Si tú tienes un accidente, el PIB sube; y si se da un incendio que causa daños, como está pasando en Canadá, probablemente, el balance que se presente establecerá un resultado positivo para la economía porque no se tiene en cuenta todas las externalidades asociadas a ese incendio. Mientras la economía no tenga en cuenta la degradación que comportan las acciones humanas sobre la naturaleza, vivirá de espaldas a la naturaleza y seguiremos extralimitándonos en la extracción de recursos.

¿Hay que darle o ponerle un valor a los recursos naturales?, ¿esa es la solución?

Nosotros lo que decimos es que debemos hacer una valoración en términos de indicadores físicos, evaluando lo que implica en términos energéticos…Si explotamos una mina debemos saber que eso implica que dentro de 25 años, es decir que las generaciones futuras, para extraer la misma cantidad de mineral que extraigamos hoy, tendrán que invertir digamos tres veces más energía, porque a medida que se reduce la concentración, el coste energético pero también el ambiental aumenta exponencialmente. El coste de reposición en términos físicos, al menos, debería estar incorporado en una contabilidad de la que hoy careemos.

Hay quien ha propuesto convertir las tierras yermas del valle de Ebro, con viento y sol abundantes, en una gran plataforma de energías renovables. ¿Cómo lo ve?

Yo no voy a negar que hay que descarbonizar la economía; hay que dejar de quemar combustibles fósiles y si estas fuentes renovables no afectan a cultivos ni a poblaciones cercanas, adelante. Pero hay que tener en cuenta el fin de vida de estas tecnologías para que cuando acaben su uso dentro de 20 ó 30 años, esos materiales se vuelvan a usar.

Artículo publicado en lavanguardia.com el 7 de julio de 2021

La encrucijada de los recursos minerales

Por Antonio Valero, Guiomar Calvo y Alicia Valero

Artículo publicado en agendapublica.es el 24 de junio de 2021

Hoy en día, tanto gobiernos como la sociedad en general ya han interiorizado el serio problema del cambio climático. El Acuerdo de París establece un marco global para evitar un cambio “climático peligroso”, limitando el calentamiento mundial a muy por debajo de 2 ºC, preferiblemente a 1,5 ºC, en comparación con los niveles pre-industriales.

A pesar del parón económico que ha supuesto la pandemia de la Covid-19, las emisiones globales actuales registradas en el observatorio de Mauna Loa en Hawai (EE.UU.) ya casi han alcanzado los 420 partes por millón (ppm) y el pasado mes de abril fue el más caluroso desde 1880. En unos pocos años, probablemente alcancemos la temida concentración de CO2 en la atmósfera de 450 ppm, lo que implicará que el aumento de temperatura global del planeta haya superado el grado y medio establecido como meta.

No nos queda más remedio que reducir urgente y drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque tímidamente, los gobiernos ya han empezado a diseñar políticas de transición energética para limitarlas. Estas políticas implican, naturalmente, el uso de energías renovables, la irrupción del hidrógeno como nuevo vector energético y favorecer la movilidad eléctrica.

Sin entrar en discusión sobre si estas políticas se están llevando a cabo con la celeridad y rotundidad necesarias (algunos estudios estiman que, considerando las contribuciones previstas a nivel nacional reportadas, el aumento de temperatura superará ampliamente los 2ºC establecidos), hay un aspecto importante que se está ignorando reiteradamente.

Para fabricar todos los aerogeneradores, placas fotovoltaicas y vehículos eléctricos que en principio nos van a permitir reducir e incluso eliminar el uso de combustibles fósiles en nuestra sociedad, son necesarios una serie de elementos y materiales cuya producción está limitada a tan solo un puñado de países, en algunos casos, con unas normativas medioambientales y condiciones geopolíticas y sociales cuestionables. Pero antes de hablar del uso de metales críticos en las tecnologías renovables, hace falta definir brevemente qué son y dónde se encuentran.

Un elemento o material se considera crítico si cumple una serie de características: por ejemplo, si se usa en gran medida en un sector concreto (como pueden ser el litio o el cobalto en las baterías de los vehículos eléctricos) o si su extracción tiene lugar en unos pocos países (como las ‘tierras raras’, cuya producción se concentra fundamentalmente en China, o el tántalo, del que cerca del 40% se produjo el año pasado en la República Democrática del Congo). La Comisión Europea publica cada tres años un informe donde establece qué elementos son críticos para nuestra región y, por supuesto, estos tres que acabamos de mencionar se encuentran entre ellos, junto a otros como el indio, el cobalto, el niobio o el germanio, alcanzando un total de 30 materias primas críticas en el informe de 2020.

Las noticias sobre la exploración, puesta en marcha y explotación de minas de litio han conseguido poner a este elemento en el escaparate mundial. Como sabemos, se trata de un elemento crucial en las baterías de los vehículos eléctricos. Un solo vehículo puede llegar a contener entre siete y 11 kilogramos de este metal, y sólo en el año 2020 se extrajeron en el mundo algo más de 80.000 toneladas. A simple vista puede no parecer mucho, pero no lo es. Hay que tener en cuenta que con una tonelada de litio podríamos fabricar las baterías de poco más de 90 coches y esto, combinado con los datos de ventas anuales de vehículos, da cifras más que preocupantes en cuanto a la disponibilidad futura de este elemento, cuya extracción se concentra en Australia, Chile y China.

También hemos mencionado las ‘tierras raras’, un grupo de 17 elementos cuya complejidad reside entre otros motivos, en lo concentrada que está su extracción. Aunque el año pasado el 60% de la producción total extraída de estos elementos tuvo lugar en China, en años anteriores ha llegado a alcanzar valores cercanos al 90%. La potencia asiática, además, concentra casi la totalidad del procesado de tierras raras, por lo que la dependencia del mundo con este país es casi completa. A esto hay que sumar que se trata de un tipo de minería muy contaminante, que requiere gran cantidad de energía y productos químicos que, si no son correctamente gestionados, puede dar lugar a problemas muy serios de tipo medioambiental. Aun así, dependemos de ellas para muchas cosas, incluyendo motores o tecnología LED. Sin ir más lejos, en los imanes permanentes que podemos encontrar en los aerogenadores se emplea neodimio y, según el modelo, pueden tener varios cientos de kilos de este elemento, además de otros elementos críticos como el disprosio, junto con hierro y aluminio en grandes cantidades.

Del tántalo también se ha hablado mucho, un elemento crítico cuya extracción se concentra en la República Democrática del Congo. Aparece contenido en un mineral comúnmente conocido como coltán, mezcla de la columbita y la tantalita, que son nuestras principales fuentes de niobio y tántalo, respectivamente. El tántalo se emplea casi en su totalidad en dispositivos electrónicos; concretamente, en los condensadores y también en distintas partes del teléfono móvil como las lentes, baterías, microprocesadores, etc. Considerando que existen casi 14.000 millones de teléfonos acumulados entre 2007 y 2020 en el mundo, estos aparatos acaparan unas 600 toneladas sobre una producción mundial anual de escasamente 1.800 t. El niobio, por su parte, además de sustituto y complemento del tántalo, se utiliza en turbinas de aviación y otros materiales con muy altas prestaciones.

A esto habría que sumar el indio, el galio, el selenio o el teluro, empleados en la fabricación de distintos modelos de paneles solares, pero también en multitud de aparatos eléctricos y electrónicos.

Como podemos deducir, la producción actual de muchos de estos elementos críticos que se emplean en las energías renovables va a tener que aumentar para cubrir la demanda. Si tenemos en cuenta la evolución del parque móvil y la cantidad de paneles solares y aerogeneradores que se pretenden instalar de aquí a 2050, hay una serie de metales cuya demanda (y por tanto, extracción primaria) va a crecer considerablemente. Sin ir más lejos, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, 2021), en su escenario que cumpliría con los acuerdos de París, la demanda de litio se multiplicará por 40 de aquí al 2040, la de cobalto y níquel entre 20 y 25 veces y la de ‘tierras raras’ por siete.

¿Hay suficientes recursos para abastecer semejante aumento en la demanda? Para la Agencia Internacional de la Energía, el problema es muy serio porque con las minas actuales no se podrán cubrir todas las necesidadesSe espera una elevada volatilidad de los precios que puede poner en jaque a muchas economías y lo que es peor, la senda hacia la ‘descarbonización’.

Por tanto, es necesario explorar nuevos yacimientos y diversificar la producción para reducir la dependencia de materiales con unos pocos países, principalmente China. Sin embargo, nos enfrentamos ante grandes retos. En primer lugar, las menas más ricas ya han sido explotadas y van quedando las más diluidas y en lugares más remotos. El pico de producción de muchos minerales está ya cercano. La ley mineral de los yacimientos está decreciendo, por lo que el consumo energético y la cantidad de roca removida (y, por tanto, las emisiones e impacto ambiental ocasionado) están aumentando exponencialmente. Si hoy en día la minería emplea en su mayoría combustibles fósiles (y no se espera que en el corto plazo esto vaya a cambiar), no está claro que las emisiones globales vayan a disminuir tal y como se espera en los modelos de transición energética.

En segundo lugar, se tarda de media 16 años entre exploración y producción de un yacimiento, lo que implica que, si hoy no se invierte en las minas del futuro, difícilmente se podrá hacer frene al nuevo desafío.

En tercer lugar, cada vez hay más oposición a la apertura de nuevos yacimientos, principalmente en países desarrollados como en Europa. Se prefiere relegar la minería a terceros países por las consecuencias ambientales y sociales que genera. Sin embargo, no se es consciente de que la minería es y será fundamental para alimentar la transición energética y digital. En definitiva, la dependencia del carbón, petróleo y gas natural se va a transformar en una dependencia en litio, ‘tierras raras’ o tántalo, entre otros muchos minerales que hoy por hoy no se reciclan. Este problema se agrava si consideramos las consecuencias sociales y ambientales que acarrea la minería y la enorme complejidad y opacidad de cadenas de suministro altamente globalizadas.

La criticidad de los materiales debe ser, por tanto, una prioridad de todas las instituciones. Europa no sólo no tiene apenas materias primas críticas, sino que ni siquiera puede competir con China en cuanto a tecnologías. Los problemas de escasez ya se han hecho patentes con el desabastecimiento de semiconductores (fabricados con materias primas críticas), amenazando la industria del automóvil o de los electrodomésticos, entre otros.

¿Qué nos queda entonces? La respuesta es basura tecnológica. Esta basura, que hoy es un problema, es en realidad una oportunidad para reducir nuestra enorme dependencia de materias primas con terceros. La transición energética debe ir de la mano de la llamada economía circular. Sin embargo, hoy en día las tecnologías de reciclado de esos materiales escasos son prácticamente inexistentes. Además, los productos no se diseñan ni para reciclar ni para durar, por lo que la recuperación de sus partes valiosas se hace inviable técnica y económicamente. Los gobiernos deben impulsar compañías de recuperación de materias primas críticas, promover canales sólidos de recolección y establecer mecanismos legales para que los productores sean responsables de sus productos, evitando la obsolescencia programada, alargando la vida de los productos y eco-diseñándolos para recuperar sus materiales críticos al final de su vida útil. Al mismo tiempo, deben eliminar las barreras administrativas que están imposibilitando que los residuos se conviertan en recursos.

Dicho esto, si el consumo sigue aumentando, aun mejorando sustancialmente las ratios de reciclado jamás podremos prescindir de la minería. Deberemos, por tanto, exigir que la minería sea lo más respetuosa posible con el medio y con la sociedad y los habitantes afectados y el territorio deberá ser compensados/repuestos con una visión intergeneracional.

Pero, sin duda, la medida más efectiva y que hay que acometer cuanto antes es la de reducir drásticamente el consumo. Un aumento exponencial de la extracción de recursos es simple y llanamente incompatible con un planeta finito.

Nuevos materiales, nuevas tecnologías y nuevos retos de la transición ecológica

Por Antonio Valero, Guiomar Calvo y Alicia Valero

La Revista AMBIENTA, editada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha publicado el artículo «Nuevos materiales, nuevas tecnologías y nuevos retos de la transición ecológica» escrito por el Profesor Antonio Valero, la Doctora Guiomar Calvo y la Doctora Alicia Valero del Instituto Circe de la Universidad de Zaragoza:

La transición energética y las tecnologías renovables para limitar los efectos del cambio climático a nivel mundial están en entredicho, porque su dependencia de materias primas críticas puede provocar en el corto plazo desabastecimientos y alta volatilidad de sus precios y en el largo plazo una gran injusticia generacional por dejar a las generaciones futuras leyes mineras muy bajas y costosas de extraer. Lo mismo ocurre con la transición digital e incluso con la transición alimentaria, por su dependencia en estos minerales que al ser escasos estarán sometidos a tensiones políticas y económicas poderosas. Es fundamental conocer dónde se usan y qué alternativas tenemos para mantener un suministro constante que no dependa de forma exclusiva de la producción primaria. Es necesario plantear esta cuestión en España para realizar una auténtica transición ecológica basada en la recuperación funcional de estos materiales de los residuos generados. La basura tecnológica es una oportunidad para España, tanto en legislación, como en investigación, desarrollo empresarial, minería y cambio social. El Instituto CIRCE de la Universidad de Zaragoza lleva más de veinte años trabajando en este problema. En este artículo se explican algunos de los resultados alcanzados, corroborados recientemente por la Agencia Internacional de la Energía.

También puedes descargar el artículo completo en la versión imprimible de pdf:

The Material Limits of Energy Transition: Thanatia

Antonio Valero Capilla, Alicia Valero Delgado y Guiomar Calvo

La editorial Springer acaba de publicar el libro «The Material Limits of Energy Transition: Thanatia» de los autores Antonio Valero, Alicia Valero y Guiomar Calvo.

El libro se puede adquirir a través de la web de la editoral Springer. A continuación os dejemos la reseña:

  • Autores: Antonio Valero Capilla, Alicia Valero Delgado y Giomar Calvo
  • Año de Publicación: 2021
  • Editorial: Springer

La Tierra se ha convertido en una inmensa mina, de la que se extrae año tras año una mayor cantidad y variedad de recursos minerales fundamentales. La tecnología, desde los coches eléctricos hasta los equipos eléctricos de uso cotidiano, consume grandes cantidades de materias primas escasas. En un planeta con recursos limitados, ¿se están valorando adecuadamente estos minerales? ¿Habrá suficientes materias primas para satisfacer la demanda de una población mundial que va camino de alcanzar los 10.000 millones de personas? ¿Cuáles serán las consecuencias de una depredación acelerada de los recursos? ¿Se convertirá algún día el planeta en «Thanatia», una Tierra agotada de recursos?

Este libro permite al lector comprender el patrimonio mineral de la Tierra, considerando la demanda de materias primas en la sociedad, comparándola con la disponibilidad de recursos en la Tierra y el impacto de la minería. Se explican los fundamentos de la geonomía física, lo que permite al lector analizar la pérdida de recursos minerales en el planeta. Se estudia el impacto de las energías y tecnologías renovables, incluidos los vehículos eléctricos. El libro concluye con posibles soluciones al agotamiento de los minerales, desde el aumento de las tasas de reciclaje, las medidas de ecodiseño o las fuentes alternativas de recursos minerales.
Con numerosas tablas e ilustraciones, ‘The Material Limits of Energy Transition: Thanatia’ ofrece a los lectores un conocimiento profundo sobre el agotamiento de los minerales. Explorando la geología, la geoquímica, la minería, la metalurgia, el medio ambiente y la termodinámica, este es un libro verdaderamente holístico.

Sobre los autores

La Dra. Alicia Valero es Directora del Grupo de Ecología Industrial del Instituto CIRCE y Profesora Asociada del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza. Ha desarrollado una exitosa carrera investigadora en
los temas abordados en este libro, relacionados con la evaluación exergética del agotamiento de los recursos minerales, entre otros.

El Profesor Antonio Valero es catedrático de Sistemas Térmicos de la Universidad de Zaragoza desde 1986 y fundador del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos, (CIRCE). Es miembro de pleno derecho del Club de Roma Internacional y miembro de ASME . Es uno de los principales colaboradores de la termoeconomía -teoría general del ahorro de exergía, diagnóstico de plantas energéticas complejas- y de la exergoecología, aplicada a la evaluación de la exergía de los recursos de la tierra, de la que se deriva Thanatia. Es ganador del premio ASME James Harry Potter Gold Medal Award’96, entre otras muchas distinciones.

La Dra. Guiomar Calvo es Geóloga con amplia experiencia en el tema, aportando el contrapunto necesario al combinar la ingeniería con la geología.

Los autores han publicado numerosos artículos científicos y libros, recibiendo varios premios internacionales. Han participado en conferencias y charlas, por lo que tienen una amplia trayectoria y una destacada reputación en sus respectivos campos de estudio.

metales raros

La encrucijada de los metales raros: Programa «El escarabajo verde» de rtve

El programa «El escarabajo verde» de rtve ha contado con la participación de Antonio Valero y Alicia Valero en su serie dedicada a «La encrucijada de los metales raros».«No podemos desacoplar la transición energética de la transición material», añade Antonio Valero. «Hoy por hoy los artefactos se desarrollan sin tener en cuenta las consecuencias que van a tener en un futuro, consecuencias ambientales, sociales o económicas».Os dejamos el episodio en el siguiente enlace: